¿Por qué el café se sirve con un vaso de agua o agua gasificada?

La costumbre de servir café con agua tiene raíces profundas en la historia y la cultura europea, y aunque hoy en día se puede encontrar en muchas partes del mundo, su origen y propósito pueden variar según la región y las preferencias personales. Tradicionalmente, se ha asociado con la cortesía y el respeto en los cafés de alta gama, especialmente en países como Austria y Hungría, donde la práctica podría haber comenzado durante el Imperio austrohúngaro. Los vieneses de la nobleza, por ejemplo, utilizaban el agua para limpiar la cuchara después de mezclar su café con crema o leche.

En Italia, se cree que la costumbre de acompañar el espresso con agua comenzó alrededor de 1920, con el propósito de suavizar el fuerte sabor del café y permitir a los consumidores disfrutar plenamente de cada sorbo. Además, el agua servida junto al café puede actuar como un “limpiador del paladar”, ayudando a neutralizar otros sabores y preparar la boca para la experiencia del café.

Desde una perspectiva de salud, algunos nutricionistas sugieren que beber agua natural antes del café puede prevenir la irritación de la mucosa y la acidez, además de ayudar a mantener la hidratación, ya que el café tiene propiedades diuréticas. Sin embargo, es importante señalar que el agua que se sirve debe ser natural y no gasificada, ya que el agua con gas puede causar irritación intestinal o acidez cuando se mezcla con el café.

En resumen, la práctica de servir café con agua, ya sea gasificada o natural, es una tradición que se ha mantenido por diversas razones, desde la etiqueta y la cortesía hasta la salud y el disfrute del sabor del café. Aunque las preferencias varían, lo que permanece constante es el respeto por el ritual del café y la experiencia que ofrece a quienes lo aprecian.